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La rebelión del 4 de febrero, Valencia bastión rebelde

«4 de febrero, los hombres hacen la historia ellos mismos, pero en un medio dado que los condiciona«

La irrupción de lo imposible, el traspaso de la lógica y los límites formales representativos establecidos, lo político hace saltar y estremece la realidad del país.

La salida de un nosotros del compromiso que reivindica la rebelión de los comuneros, la conspiración de los negros, la gesta de independencia, la guerra federal y todo el movimiento de liberación de la segunda mitad del siglo XX, se convierten en el acontecimiento, inesperado, insospechado de la rebelión de los militares del 4 de febrero de 1992.

En efecto parte de la oficialidad media de las Fuerzas Armadas, retoman las raíces históricas de un proceso de cambio del modelo político bipartidista conducido y controlado por Acción Democrática y Copei, como expresión de la democracia liberal representativa de la burguesía venezolana.

¿Porque importa tanto el 4 de febrero de 1992?

Dado que por todos lados surgen modalidades discursivas y evidencialidad de sucesos que lo justifican como recursos de ruptura ante el memorial de agravios de injusticias, hechos de corrupción y deterioro de las condiciones materiales de existencia de la población, la rebelión militar encabezada por Hugo Chávez en Caracas y Arias Cárdenas en Maracaibo, es un acontecimiento que sintetiza una acción motora, síntesis que las grandes mayorías políticas apoyaron como alternativa de un cambio en la conducción y gobernabilidad orientada a nuevos rumbos económicos sociales para salir de la crisis acumulada durante años.

Previamente en el año 1989 estallan las protestas y rebeliones espontáneas de los sectores populares, un sacudón violento que produce escalofríos y temor en la clase dirigente, un acontecimiento de subversión de lo social que barre con cualquier formalidad institucional.

En efecto el gobierno de Carlos Andrés Pérez, suspende las garantías constitucionales y la represión policial/militar desencadena más de 3000 víctimas en las barriadas de la capital de la república, además de una campaña represiva contra los trabajadores y organizaciones revolucionarias.

27 y 28 de febrero de 1989, preludio del 4 de febrero de 1992

De la subversión de lo político a la subversión de lo social en febrero de 1989 como protagonismo popular a la rebelión militar de 1992 los analistas tratan de ubicar una relación entre lo imaginario y lo real, la vinculación existente no se consagra en planes sistemáticos, son condiciones y circunstancias muy específicas de un periodo compulsivo donde Estado y política representan intereses diferentes, quizás desde el movimiento popular se muestre la orfandad de organizaciones de vanguardia, el discurso del poder criminaliza toda protesta y las razones de Estado justifican todo.

Valencia epicentro de la alianza cívico-militar

Valencia como epicentro de lo cívico militar del 4 de febrero es lo más sobresaliente de toda esta rebelión, sectores de la juventud de la Universidad de Carabobo, no dudaron en sumarse a la rebelión en proceso, estudiantes de la Facultad de Educación, sin mayor preparación combativa en lo militar son la otra cara de la insurgencia, desdé la Urbanización Las Palmeras en Naguanagua, salieron muchos a reivindicar el derecho a la rebelión y a una patria digna.

Tal osadía supera cualquier medalla de condecoración, placa o monumento, el acontecimiento del 4 de febrero de 1992 tendrá que seguir siendo evaluado en el cumplimiento de un nuevo proyecto de país, luz para el conocimiento, orientación y lucha junto al pueblo, compañeros universitarios muertos en el Módulo Canaima, siempre presentes, verdad Columba Rivas.

Entre Luces y Sombras. José Ramón Rodríguez
Naguanagua, 04/02/2024

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Fuerza24

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